Nuria
Llevaba 3 años en el equipo siempre había sido la más pequeña, en centímetros, pero era muy buena en el toque de dedos y pronto se convirtió en una de las colocadoras.
Era una líder sin tener que hablar mucho. Una buena parte del equipo eran sus amigas que se habían venido a jugar con nosotras, y el resto la respetaba. Como colocadora era capaz de recibir un “búcaro” y devolver un balón perfecto.
Para ella la red era un tormento, si estaba floja se colaba en el otro campo sin poderlo remediar si estaba muy tensa escupía el balón y si iba a fintar arriba de la red, las chicas altas del otro equipo le ponían un “gorro”.
Paula había levantado ese balón que parecía imposible, y ahora iba muy alto y pegado a la red, podía agacharse y esperarla abajo, como le había explicado una y mil veces Jose, o …, y Nuria voló a por el balón, lo toco casi a la altura de la cinta lo colocó para la central, cuando cayó al suelo y volvió a seguir la jugada ya el balón había pasado al otro campo, corrió a su sitio de defensa, podía parecer la misma de siempre pero algo había cambiado en ella, parecía más alta, pensó Jose; claro que era más alta! 15 centímetros por lo menos en estos 3 años, otros 15 que saltaba más que al principio, 5 centímetros de longitud en los brazos y un “metro” de experiencia.
Autor: japmorilla
Paula – Receptora
Ya estaba nerviosa, siempre le pasaba lo mismo. Cuando fallaba alguna jugada ya no se le veía sonreir y mirar a las compañeras, o al público buscando la aprobación, satisfecha. Se ponía seria y rígida, más atenta al balón que nunca; en realidad estaba más atenta a los demás, temía que la culparan y ella se culpaba:
“Que mal lo estoy haciendo!”
“Vamos a perder el partido por mi culpa!”
Si tenía varios errores consecutivos, cada vez era más probable que volviera a cometer errores. Se desplazaba a defender a zonas de otras compañeras, remataba en zaguero, se adelantaba al balón y remataba a la red, o hacia fintas demasiado cortas.
Era un ciclón y podía de verdad hacer perder el set al equipo. Hablarle la ponía peor, en el campo solo María podía calmarla, y hoy no estaba.
Jose la miraba y veía que perdía el control, a veces la única solución era sacarla del campo, pero ya no quedaban cambios, sabía que terminaría mirándolo.
Cuando lo hizo se encontró con la sonrisa de él, los ánimos en los ojos y le hizo su gesto de “respira profundo y tranquilízate”.
“Vale probaré!”
“Respiraré profundo y me relajaré”
Pensó.
Sacaba el otro equipo y ella en recepción, pita el árbitro, vuela el balón hacia su zona, eso es lo que mejor hace además de sacar, recibe y va con precisión a Nuria que coloca y Sandra ataca, estaba detrás de ella y se tuvo que aguantar las ganas de correr a rematar; ahora el otro equipo prepara su ataque, un toque, dos y ataque Laura que es la más alta ha ido al bloqueo pero la pasan por alto con una finta que coloca el balón a su espalda. Estaba preparada para un ataque fuerte y ese balón le coge lejos, muy lejos cuando el balón no para de moverse, desde abajo como estaba da un paso al frente, se lanza, y Paula voló a por el balón, lo toca antes de que llegue al suelo, el balón sube y ella aterriza, se pone de pie, mientras Nuria dio el pase a Laura que atacó, ella ya llego a su sitio esperando la siguiente jugada, pero algo había cambiado, Paula sonreía!
Jim Botón
Jim Botón y Lucas el Maquinista es uno de los libros que más veces he leído en mi vida (ya sé que suena raro pero algunos releemos libros, no todos claro), y es sin duda el que más veces he leído en voz alta para otras personas. Digo esto para que podáis ver lo que me ha gustado, MUCHO!!.

Para los detalles literarios os invito a leer la entrada en la wikipedia llamada Jim Botón , en ella no solo se encuentran los detalles literarios sino también políticos de esta «historia para niños».
Para los fines de este sitio, lo importante es que es una historia entretenida, llena de fantasía a la vez que apegada a la realidad en cuanto todos los personajes tienen matices, los buenos a veces cometen errores y los malos son capaces de cambiar. Aún así me quedo con los «buenos» Jim es un niño y un símbolo, en algunos aspectos se parece a las historias de los cuentos clásicos en las que el paso de la infancia a la madurez se refleja, en el paso de princesa o príncipe a reina o rey.
Jim es valiente y decidido, es un buen amigo que corre peligros por sus amigos y no duda en ayudar a todos los que va conociendo, pero ha tenido la suerte desde el principio de tener mucha gente que lo quiera, la Sra. Quée, el rey Alfonso 12 -1/4, y sobre todo Lucas, un hombre libre, capaz y resuelto que da a Jim las «herramientas» para seguir adelante. Durante toda la historia Jim seguirá haciendo amigos, en China, en el desierto, en la ciudad de los dragones, en el mar, incluso después de una gran batalla y de ser vencedor será generoso y terminará recibiendo una increíble recompensa. Ya sabemos que la vida no funciona así siempre pero si me insistís debo decir que es un libro muy educativo, aunque no creo que no era el didactismo uno de los objetivos del autor .
Con este libro tendréis lectura para muchas noches y creo que algunos de vosotros terminará más impaciente que los niños esperando el próximo capítulo.
La excursión
En el cole habían organizado una excursión.
¡Pasarían dos noches fuera de casa!
Además dormirían en tiendas de campaña. Seria muy divertido.
La noche anterior durmieron poco y se levantaron muy temprano.
Aunque ya tenían las mochilas preparadas, volvieron locos a sus padres:
-¿Va la linterna?
-¿Llevo los calcetines?
-¿Echaste la brújula?
A saber para que querría Candela una brújula si no sabia usarla, ni llevaba mapas, pero la llevaba.
Llegaron muy temprano a la plaza donde les recogería el autobús, pero ya estaban casi todos los amigos y sus padres y se fue organizando un buen jaleo. Cuando llego el autobús, subieron corriendo y se pasaron el viaje cantando. Y preguntando:
-¿Cuánto falta para llegar?
-¿Cuándo llegamos?…
El barquito.

Cuando Candela llego al cole, ya estaban allí casi todos sus amigos, Silvio, Carmen, Isadora,.. y hubo de todo, saludos:
-Hola.
-Hola, Silvio.
-Hola…
Besos:
-Muac, muac…
Y hasta empujones:
-No te cueles que yo estaba primero, ea!.
Ya estaban allí los profes, la de Candela se llama Coral.
Al poco rato ya estaban todos, y se fueron a jugar al patio. Al poco empezó a llover y no hubo más remedio que ir a las clases; allí pintaron, jugaron al correquetepillo, a los puzzles, a las palabras. Hicieron todos los juegos y las actividades que les dijo Coral, pero ese día nada les divertía ni les entretenía; se habían empeñado en jugar en el patio, pero no dejaba de llover…
La Giralda
En Sevilla hay una torre muy alta, que se llama La Giralda. A La Giralda se sube por unas rampas, solo tiene escaleras en los últimos pisos, muy arriba. La hicieron así para poder subir a caballo, ¡Como es tan alta!.
Candela, Abril e Iris viven en Sevilla y un día fueron de excursión a La Giralda, con todos sus amigos del cole. Siempre es bonito subir a la Giralda. No hace que los demás edificios parezcan menos importantes, se ven mejor desde ella.
Pero como siempre se traían algo raro entre manos, no solo iban a subir para disfrutar de las maravillosas vistas que había arriba. En las mochilas llevaban escondidas unas cometas que pensaban volar desde lo alto, pensaron que seria chulísimo y que arriba habría mucho viento…
La Bicicleta
Candela fue al cole con su papa, eso pasaba un día si y uno no, el que no la llevaba María, su mama.
Cuando iba con su papa iban en la bici, era una bici vieja con varios remiendos para que un adulto cupiera en ella pues era muy pequeña. Enganchada al manillar y entre los brazos del conductor había una pequeña sillita con un cinturón de seguridad; no importaba que fuera pequeña pues Candela también lo era.
En el camino aprendía muchas cosas, porque nunca se cansaba de preguntar, y su padre nunca se cansaba de responder, bueno a veces un poco, y así desde la bicicleta, o también andando, pero hoy no iba andando, conocía el mundo. Aprendió los colores preguntando:
-Ito- Candela le decía ito a su papa, de papá-ito- de que color es ese coche.
-Verde- otras veces era rojo, blanco, marrón, gris, azul,…
Después pudo distinguir que la bici pasaba cuando el semáforo – también aprendió los nombres de las cosas – estaba verde y se paraba en rojo.
Ya había aprendido tanto que seguramente no pudiera aprender nada más en la bici, de pronto noto algo raro, no se notaba el traqueteo de los baches, en Sevilla hay muchos y aprendió pronto esa palabra y sus consecuencias, le extraño tanto esto de los baches que miro al suelo y se dio cuenta que la bici no tocaba el suelo,…



